Querido Coro:
Os escribo un pequeño resumen de la vida y obra de Rossini para tener un contexto del compositor de la Pequeña Misa Solemne, que trabajaremos más adelante.
La vida de Rossini, personaje de enorme talento, mezcla de locura y genio, podría ser una novela de aventuras, desde su humilde infancia a la riqueza y a la fama absoluta, burlón, hipocondríaco, mujeriego, maníaco-depresivo, cocinero innovador y gran comilón.
Gioacchino Rossini nació en Pésaro el 29 de febrero de 1792 y murió en París el 13 de noviembre de 1868.
Apodado el rey de la obertura, su popularidad le hizo asumir el trono de la ópera italiana en la estética del bel canto de principios del siglo XIX, género que realza la belleza de la línea melódica.
Obertura de Guillermo Tell:
Rossini desde niño se enamoró de la música de Mozart y Haydn, por lo que le apodaron el alemanito. En 1810, con 18 añitos, estrenó su primera ópera, La cambiale di matrimonio, una ópera breve con la que obtuvo un gran éxito que le permitió seguir componiendo, principalmente en Venecia y Milán, afianzándose como el primer compositor de su época. Tuvo la ventaja de contar con grandes cantantes, para los que escribía específicamente sus personajes, considerando las posibilidades de sus voces.
En 1815 fue contratado para componer en Nápoles, en donde compuso óperas serias de inmenso valor para las más grandes figuras del tiempo como Manuel García, Isabel Colbrand (quien sería luego esposa de Rossini), Giovanni Rubini y otros. Mientras tanto, Rossini también recorre Italia, y compone óperas de todos los géneros (serio, semiserio, bufo), cuya influencia fue importantísima para los compositores posteriores.
En 1816 estrenó, en el Teatro Argentina de Roma, una de las más famosas obras del repertorio operístico: El barbero de Sevilla. Basada en la trilogía literaria del barón francés Pierre-Augustin de Beaumarchais (cuya segunda parte, Las bodas de Fígaro, fue musicalizada por Mozart) fue un fracaso durante sus primeras representaciones. Posteriormente, Verdi y otros compositores la alabarían efusivamente, y alcanzaría una inmensa fama.
Aria Largo al factotum del Barbero de Sevilla:
En 1823 presentó su última ópera en Italia, Semíramis, y se trasladó a Francia (desde donde viajaría en 1824 a Londres en una exitosa gira que le reportó reconocimiento y mucha pasta...); en París compuso Guillermo Tell, en 1829, que supuso su consagración definitiva.
Aria y coro: O muto asil del pianto... vendetta! de Guillermo Tell:
Curiosamente, ésta sería su última ópera, aun cuando le quedaban cuatro décadas por delante. Sigue siendo un misterio por qué Rossini dejó de componer óperas tras Guillermo Tell; hay muchas teorías... desde el aburrimiento o la falta de necesidad (por toda la pasta acumulada) hasta problemas de salud (gonorrea y ciclos maníaco-depresivos). Rossini sólo interrumpe su silencio con dos trabajos extraordinarios, el Stabat Mater (1841) y la Petite Messe Solennelle (1863), además de algunas breves composiciones para cámara y para voz y piano, recopiladas con el nombre Pecados de la vejez (sin dejar a un lado su otra gran pasión, la gastronomía: "El apetito es para el estómago lo que el amor para el corazón... Comer y amar, cantar y digerir: estos son en verdad los cuatro actos de esta ópera cómica que es vida y que desaparece como la espuma de una botella de champagne. Quien lo deja pasar sin haberlo disfrutado es un tonto" - Gioacchino Rossini)
Inflammatus et accensus del Stabat Mater:
Rossini falleció en Passy, cerca de París, en 1868. Mientras miles de voces entonaban la plegaria de su Moisés, fue enterrado en el parisino cementerio del Père-Lachaise. Sus restos fueron trasladados en 1887 a Florencia, donde descansa en la basílica de la Santa Croce, junto a otras glorias de Italia: Galileo Galilei, Dante y Miguel Ángel. Había sobrevivido a muchos de sus sucesores en el trono de la ópera italiana (Bellini, Donizetti, Meyerbeer), al tiempo que coincidió con la aparición de Verdi y Wagner.
Wagner declaró que, de todos los compositores que había conocido en París, el único realmente grande era Rossini.
Verdi convocó a los mejores compositores italianos a componer una misa de Réquiem en honor del Cisne de Pésaro (forma poética con la que se denomina a Rossini). Dadas las circunstancias políticas adversas, no se estrenó esa obra y Verdi usó su contribución, el Libera me, en su propio Requiem, dedicado a Alessandro Manzoni.
Dal tuo stellato soglio de Moisés:
Un dato para mis queridas altos: La importancia que concedió a la voz femenina sobresale en la cuerda de mezzosoprano, para la que escribió muchos papeles con coloraturas muy difíciles, con lo que dio origen a un tipo especial de variante dentro del registro. Su primera mujer, Isabel Colbrand, madrileña, fue considerada la mejor mezzosoprano de la época (también fue compositora). Rossini la consideró su musa y una de las mejores intérpretes de su obra.
Non più mesta de La Cenerentola:
